lunes, 6 de diciembre de 2010

George Sand

Hoy quiero hablaros de George Sand, la mujer de la foto. A casi todos se os habrán ocurrido miles de comentarios perversos acerca de su imagen y su semblante, pero he de deciros que esta dama fue una de las escritoras románticas francesas más importantes del siglo XIX y que luchó contra los convencionalismos sociales de la época. No os pienso aburrir con datos biográficos ni con la lista completa de sus obras... para eso ya tenéis la Wikipedia que os dará mejores y más extensas informaciones.

Lo que si puedo contaros es que ahora vivo muy cerca del lugar dónde ella nació -Nohant- y no os podéis hacer una idea de lo famosa que es por estas tierras. Hay calles, plazas, colegios e instituciones que llevan su nombre en todos los pueblos de los alrededores, y la casa dónde pasó muchos años de su vida es una verdadera atracción turística digna de ser visitada. Yo tuve la suerte de estar en esa casa, pasear por los jardines en los que se sentaba a escribir, cotillear las cosas que tenía en su dormitorio, diambular por los grandes corredores que comunicaban unas habitaciones con otras y que a la vez escondían otras pequeñas estancias llenas de secretos. Puedo deciros que, aunque murió en 1876, su personalidad, su estilo y su fuerza siguen presidiendo aquella gran mansión donde un dia escribió lo siguiente:

"Te amo para amarte y no para ser amado, puesto que nada me place tanto como verte a ti feliz".

Llevo años escuchando esa frase, viéndola escrita en muchas colecciones de citas famosas, y hasta hoy no he descubierto que fue ella quien la escribió. Me siento muy cercano a George Sand no tan solo porque comparto al cien por cien dicha afirmación, sino también porque de alguna forma ahora comparto los sitios que a ella le sirvieron de inspiración.

La región del Berry es un paraíso lleno de naturaleza, de ríos y lagos que serpentean entre las llanuras de hierba mojada que se extienden como un manto refrescante que siempre acaba roto por un cielo lleno de densas nubes. Las inmensas arboledas esconden noches en mitad del día, y las carreteras modernas cruzan como espadas en alto los extensos dominios de la campiña. Todo muy romántico, la verdad, aunque para un andaluz como yo el encantó se termina con las bajas temperaturas, las lluvias eternas, y los largos días sin sol. Pero me gusta cruzar estos caminos, y fantaseo con sentirme cerca del espíritu de George Sand que debe seguir paseando por la orilla de cualquier río y pensando que quien esté dispuesto a amar tiene que estar dispuesto a ser altruista y generoso.

1 comentario:

Alicia dijo...

cama, tiene que ser un sitio precioso!!! :)))
miss uuuu