martes, 11 de enero de 2011

Escribir

De nuevo sueño con letras, caminando entre palabras arrugadas por donde una pequeña brizna de sensatez se deja caer como una pesada gota de plomo que rubrica el vacío. Y lo llena. Lo convierte en el abono pastoso de mis sueños descreídos, desdentados, apenas fermentados. Es un ritual antepuesto, como las películas que pueden ser adivinadas o los seres en los que depositamos toda nuestra confianza y que finalmente jamás son capaces de sorprendernos. Es un juego predictivo, es algo más que fe, es mucho más que esfuerzo. Bajan bellas, las letras, de entre millones de ecuaciones posibles, para florecer en el resultado más imprevisto o banal, con la larga cabellera del despojo meciéndose graciosa entre un mar de dedos que acabarán tamponando la incógnita, tan muda durante tanto tiempo que no podrá más que sentir vergüenza cuando se vea expuesta y desnuda delante de mis ojos.

Y como en un otoño ventoso, llenaré el aire de palabras... Las verdaderas víctimas de una pecera de silencio darán vueltas sobre si mismas hasta despojarse de toda la brutalidad con la que fueron insertadas en los brumosos disparaderos de mi razón. Sus matices serán entonces como rendijas por donde pueda escaparse la cordura líquida, tan escurridiza como un recoveco de espuma que fluye sin cesar posado en una solería abrupta de piedras imperdonables.

Como locas gritarán una oración encriptada que sólo desanudarán los que, vagando como fieras por un presente infinito, encuentren la calma y la certeza para darse cuenta de que no son mías las figuras que evoco, ni siquiera nuestras, sino más bien de nadie y de todos a la vez. Y sin dueño buscarán con ansia posarse sobre una bruma tenue donde asirse como lapas enfermas, un pensamiento quizá, tal vez una emoción. Nadie podrá nunca creer en ellas, porque ellas no creen en nosotros.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Los parpados se entrecortan dejando que las pestañas proyecten una dulce sombra sobre el colorido iris,culpable siempre de desvelar nuestros sentimientos e incluso nuestro pasado.
La gravedad disminuye quitándonos el peso de la preocupación y la monotonia, la respiracion se calma captando aromas familiares de hogares y ropas viejas.
Nuestros brazos se abren sintiendo el calor de la circulación entre los dedos, como el chocolate caliente que te ofrecen en una tarde lluviosa, igual de calido que el sentimiento con el que se preparo.
Van tomando forma de manera imperceptible,como el paso del tiempo,que te lleva al final de la calle sabiendo que hace nada estabas en casa.
Los labios cobran vida estirándose asta el infinito y adornando el aire,siempre acompañados de su gran ejercito blanco,firme y dispuesto cual anciano y sus recuerdos.
El conjunto orquestal avanza tras unos pasos cortos y escasos, suficientes para superar kilómetros de guerras y hambrunas.
Todo es entregado en el mismo instante en que es recuperado,en un escenario que no necesita telón, con un publico que no conoce la actuación, un decorado que no se preparo y un protagonista que arte no estudio.

Hablo de un abrazo.

Que grande es soñar con letras y tú ,jose, las combinas como nadie¡¡¡¡

Unknown dijo...

Mi niño rococó y sus letras....(sabes que sigo sin poder respirar entre ellas.....ni una pausa que de alivio al ferviente lector)qué feliz me hace saber que siguen fluyendo y materializándose en estos momentos compartidos.

Unknown dijo...

Mi niño rococó y sus letras (sabes que sigo sin poder respirar entre ellas...ni una pausa que dé alivio al ferviente lector) Qué feliz me hace saber que estas letras tan bien conjugadas siguen fluyendo y materializándose en estos momentos compartidos!! Un beso!!