lunes, 22 de noviembre de 2010

Una Cena Francesa

¿Teneis plan para esta tarde? Os propongo una cita que, a pesar de llevar aquí más de dos meses, me resulta aun curiosa: una típica cena francesa. Poneros guap@s prontito, justo cuando os hayáis despertado de la siesta porque os citarán sobre las 18:00. Para empezar, degustareis el típico aperitivo previo a la comida y podréis elegir para beber entre varios tipos de licores, whisky, o el famoso Ricard, un anís concentrado que ellos rebajan con agua para hacerlo un poco más bebible, pero os aseguro que ni con esas entra sin escalofríos.


Sobre la mesa habrá muchos platitos cargados de aceitunas, ganchitos, nachos, tostadas con Rilletes o bolitas rellenas de queso. Si pides una cerveza, te la ponen, pero te miran como a un bicho raro, aunque muchas veces tampoco insistes mucho porque, por muy español que seas, no siempre apetece una birrita a las seis de la tarde. Después de una hora de charla, empezará el desfile de platos: ensaladas, primeros, segundos... todo ello regado con los mejores vinos de casa región, aunque el rosado suele ser el más popular entre los franceses y el tinto suele aparecer solo acompañando a platos más fuertes.

Mi momento preferido es el surtido de quesos que te sirven antes del postre. En toda casa francesa que se precie tiene que haber unos 5 o 6 tipos de quesos diferentes en la nevera, un poquito de lo mejor de cada región. Hay que quitarse el sombrero con el queso francés. No he visto ni más surtido, ni más calidad, ni más predisposición a disfrutarlo que aquí en Francia. Entre mis variedades favoritas está el queso en pirámide de Valançay, el Petit Musnter, o el archiconocido Camembert. Os lo aseguro, suelo comer un poquito menos durante la cena para después darle buena cuenta a la tabla de quesos.

Y otro momento admirable es el postre, para lo que hay que reconocer que también son unos verdaderos artistas. Dejando a un lado la exquisita bollería típicamente francesa, que está a años luz de la española, podemos encontrar pastelitos y tartas para todos los gustos, de todas las formas y tamaños, y realmente suele ser un colofón inmejorable para una copiosa cena que nos ha dejado más que saciados.

Tras los postres sí que llega el momento de la cerveza, que ellos la toman como un digestivo, aunque confieso que ni se me ha pasado por la cabeza respetar esa tradición y prefiero un buen vaso de agua para que me ayude a bajar todo lo ingerido.

Y bueno, si todo ha seguido su curso normal, sobre las 22:00 agradeces con una estupenda sonrisa la atención que te han prestado y te vuelves a casa con la barriga bien llena y la sensación de que es tardísimo.

Para mí la gastronomía francesa es exquisita, y es una de las cosas que más me han gustado de Francia desde que llegué hace ya un par de meses. Por cierto, la foto es de una Crème Brûlée de Parmesano que preparé yo mismo gracias a la receta de mi amiga Alicia, que tiene un estupendo Blog de cocina que os recomiendo que visitéis.